Asegúrate de
que tu condición física y mental te habilite para mantener un estado de elevada
energía a lo largo de todo el día.
Sigue hábitos saludables de alimentación, sueño,
ejercicio y estilo de vida.
Si la energía escasea, tu cerebro tenderá a sumirse en un estado de abulia y dificultad para la concentración y te costará llevar a cabo cualquier tarea de aprendizaje o que requiera pensamiento creativo.
Si la energía escasea, tu cerebro tenderá a sumirse en un estado de abulia y dificultad para la concentración y te costará llevar a cabo cualquier tarea de aprendizaje o que requiera pensamiento creativo.
2. Interésate por lo que aprendes
El interés en el aprendizaje es un factor motivacional
que conduce a un esfuerzo sostenido, mayor probabilidad de superar las
dificultades y a un aprendizaje más profundo.
Entusiásmate, proyecta tu ilusión y tu curiosidad hacia
tu aprendizaje.
Lígalo a tus metas personales para conferirle un mayor
valor emocional.
Eso te ayudará a mantener un elevado nivel de motivación e
implicación y a no abandonar lo que comienzas.
3. Responsabilízate de tu aprendizaje
No estudies porque otros te lo indican. Hazlo porque
quieres hacerlo.
Conviértete en el origen de tus propias acciones y
decisiones.
Toma un papel activo. Asume el control de tu propio
aprendizaje.
Determina tu propio ritmo y diseña tu propia secuencia de
progreso, de acuerdo a tu estilo, tus metas, tus conocimientos actuales y tus preferencias
personales.
Eso hará que tu experiencia de aprendizaje resulte más
positiva en términos de eficacia de la misma.
4. Confiere la máxima carga emocional a tu aprendizaje
Tu cerebro está programado para gastar la energía que
cuesta crear un recuerdo y almacenarlo en la memoria a largo plazo sólo si
considera que la nueva información es “relevante”.
Y tu cerebro decide que algo es relevante sólo si contiene
una elevada carga emocional.
Así que entusiásmate, sorpréndete, asómbrate, siéntete
fascinado, maravillado, excitado, incluso horrorizado.
Sólo así tu cerebro considerará que merece la pena el
gasto energético que implica el nuevo aprendizaje.
5. Dale sentido a tu aprendizaje
No intentes memorizar palabras, conceptos o patrones que
no tengan significado para ti.
Es un ejercicio absurdo y sumamente ineficaz.
Debes encontrar la forma de relacionar el nuevo
aprendizaje con los esquemas mentales previos que ya tenías almacenados en tu
memoria.
No puedes adquirir nuevos conocimientos a menos que seas
capaz de asociarlos o integrarlos con el conocimiento previo que ya tenías.
Ese es el secreto de todo nuevo aprendizaje: encontrar
algo en tu cerebro a lo que puedas agarrar y amarrar el nuevo conocimiento, y
de esta forma darle sentido.
Sólo entonces se producirá el aprendizaje.
6. Repite con inteligencia
Aunque la repetición es probablemente la menos simpática
de las técnicas de aprendizaje, casi siempre es necesaria para que éste se
produzca.
Necesitas el concurso de la repetición para fijar la
nueva información en la memoria a largo plazo y poder así recordarla más
adelante.
El truco de la repetición eficaz consiste en realizar varias
repeticiones al principio, y luego periódicos repasos, cada vez más espaciados
en el tiempo.
7. Concéntrate en lo esencial, en el primer plano
Filtra e ignora las distracciones de fondo innecesarios.
Obvia los movimientos y distracciones irrelevantes.
El secreto no consiste en observarlo todo, en prestar
atención a cualquier cosa, sino justamente al contrario, en volverte
selectivamente ciego, filtrando todo aquello que resulta irrelevante para tus
particulares propósitos.
8. Trocea tu aprendizaje
No estudies un tema entero de golpe. Vete haciendo
pequeñas pausas, por ejemplo cada media hora, en las que dejes inconcluso
aquello que estabas estudiando.
Mientras no cierres mentalmente la cuestión que tienes entre
manos, tu cerebro no dejará de darle vueltas.
Y eso creará una tensión psicológica que hará que recuerdes
mejor aquello que has dejado a medias.
¡Todos sentimos la necesidad emocional de terminar las
tareas incompletas!
9. Gradúa la complejidad de tu aprendizaje
Si intentas aprender nuevas habilidades o adquirir nueva
información que sea demasiado compleja en relación a tu nivel actual, el
resultado puede ser la frustración y la desmotivación.
Así que trata siempre de limitar la cantidad y
complejidad de la información que vas aprendiendo en cada momento.
Dosifica la información y divídela en trozos distintos y
progresivos.
10. Opera siempre en el límite de tu competencia
Procura operar siempre en el límite de tu competencia,
justo en el punto en que sientas que necesitas ir un poco más allá para
alcanzar el siguiente estadio de maestría posible.
Intenta ir en cada momento un paso más allá, hacia un
nivel nuevo y superior.
Enfréntate a nuevos desafíos, que no sean tan difíciles
como para que te parezcan imposibles de superar, ni tan fáciles que llegues a
aburrirte.
11. Juega, explora, diviértete
Si consigues que tu aprendizaje parezca un juego, el
aprendizaje se volverá invisible y aprenderás sin darte cuenta, de forma
natural.
Así que diviértete explorando, descubriendo, compitiendo,
colaborando, asumiendo retos, jugando.
12. Conviértete en maestro
Enseñar a los demás constituye una de
las formas más eficaces de interiorizar cualquier tipo de idea o de aprendizaje.
Si quieres asegurarte de aprender
algo, enséñalo a los demás, escribe sobre ello, diserta sobre ello, conviértete
en un maestro.
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