martes, 12 de noviembre de 2013

Mentes ancladas en el pasado

IBM fue fundada en 1911.
Durante las siguientes décadas se especializó en la fabricación de grandes ordenadores, especialmente máquinas que desempeñaban tareas informáticas y de contabilidad.
Esta estrategia le valió para posicionarse como la mayor compañía del sector tecnológico del mundo durante muchos años.
Fue tal el éxito de IBM, que a mediados de los años 1960 llegó a ser investigada por una presunta situación de monopolio.
Cuando en 1980 empezaron a surgir con fuerza los ordenadores personales, IBM estaba algo rezagada.
Sin embargo, y aunque fue lenta a la hora de adaptarse a los cambios que se producían en el mercado, consiguió recuperar terreno gracias al lanzamiento del IBM PC.
Éste fue el computador personal de más éxito de todos los tiempos, y le permitió recuperar de nuevo su posición de primacía en el mercado informático.
Pero IBM sólo fue líder en el mercado de los microcomputadores durante 3 años.
Otras compañías, como Compaq, Dell y sobre todo los fabricantes asiáticos, consiguieron pronto superarle.
En enero de 1993, IBM anunció unas pérdidas de cerca de 8.000 millones de dólares, lo que fue el récord de pérdidas en una empresa en toda la historia de los Estados Unidos.
Las causas de estas pérdidas continuaban siendo las mismas que años atrás habían provocado la pérdida del liderazgo.
Cada vez había más empresas competitivas que se hacían con una cuota de mercado, mientras IBM la iba perdiendo.
IBM parecía ser en ese momento un dinosaurio anclado en el pasado, mientras que compañías mucho más jóvenes como Microsoft representaban la pujanza de los nuevos tiempos.
Cuando Lou Gerstner, el primer ejecutivo de alto nivel en la historia de IBM que no provenía de sus propias filas, tomó las riendas de la empresa en 1993, tomó una decisión crucial.
Decidió llevar a cabo un drástico giro estratégico en la compañía, reduciendo su dependencia económica de la venta de equipos, y transformándola en una empresa de servicios.
IBM se convirtió así en la empresa líder mundial en servicios de consultoría y de externalización de tecnologías de la información.
Gracias a esta estrategia, después de 15 años de verse superada en valor bursátil por Microsoft, IBM volvió en 2011 a sobrepasar a esta compañía.
Si repasamos la historia de IBM, observamos que esta compañía siguió una estrategia que durante muchos años le permitió desarrollarse de forma extraordinariamente exitosa, alcanzando el liderazgo en su segmento de mercado.
Pero a medida que los tiempos fueron cambiando sin que la organización fuese capaz de adaptarse a dichos cambios, su modelo comenzó a volverse insostenible.
La compañía tardó mucho tiempo en reaccionar, porque su exitoso pasado e incluso su presente transitoriamente brillante, le impidieron comprender que su modelo ya no era sostenible.
A menudo estas circunstancias pueden llegar a cercenar cualquier intento de cambio profundo de un sistema que ya no funciona, dando lugar sólo a medidas parciales que sirven únicamente para alargar la agonía de la organización que lo sufre.
Las personas que dirigen estas organizaciones con un pasado repleto de éxitos, pueden llegar a sufrir a veces una especie de ceguera cognitiva, que les impulsa a observar el mundo desde una sola perspectiva.
Aquella que encaja con sus esquemas mentales y con las creencias que las sustentan.
El pasado lleno de experiencias que avalan dichos esquemas, les induce a filtrar toda información que no encaje con dicho modelo, rechazando o ignorando todo lo que se sale del mismo.
Las evidencias que contradicen sus viejos esquemas son tomadas entonces como la mera excepción que prueba y confirma la regla.
No están dispuestos a salir de la zona segura pero limitada, conformada por sus viejos esquemas, porque eso significaría abandonar su estado emocional de certeza, para entrar en uno nuevo de dudas e incertidumbres.
Pero lo cierto es que ningún modelo, ninguna estrategia, ningún sistema, son eternos.
Aquellos que permanecen inamovibles en sus ideas, cuando las circunstancias están cambiando, tarde o temprano están condenados al fracaso.
Quedarse quietos cuando las circunstancias nos indican que debemos movernos y de que ha llegado el momento de cambiar el modelo mental, suele ser una de las principales razones del fracaso.
Como dijo Arie de Geus, “La mejor ventaja competitiva es la capacidad de aprender más rápidamente que nuestros competidores”.

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