
La experiencia de este chico que sonaba bastante
desesperado, no es única. Cuántas veces oímos a los profesores reprochar a sus
alumnos “Estás siempre en las nubes”,
“no te esfuerzas”, “no pones atención”, “no te enteras”…
Y casi siempre, estos bienintencionados profesores lo
ignoran casi todo sobre los mecanismos del aprendizaje humano, al reducir el
problema a una mera decisión voluntaria por parte de los alumnos de “querer” o
no aprender y de estar o no dispuestos a poner la atención y esfuerzo
requeridos para conseguirlo.
Pero las cosas no funcionan de esta forma. El mecanismo
del aprendizaje supuso un gran avance en la historia evolutiva animal. Pero
este mecanismo, al igual que cualquier otra tarea cerebral que implique la focalización deliberada de la atención, no es gratuito. Supone
el consumo de una gran cantidad de energía.
Eso se
debe sobre todo a que estas tareas requieren un nivel de activación que afecta
a prácticamente todas las zonas cerebrales y a menudo precisan crear nuevas
conexiones neuronales.
En el entorno prehistórico en el que evolucionamos, la
energía era un bien escaso que debía economizarse a cualquier costa. Por eso,
los humanos, como los demás animales, hemos desarrollado una fuerza poderosa y
primitiva que nos impele a buscar el mínimo gasto energético como mecanismo de
supervivencia a largo plazo.
Sin este regulador interno podríamos agotarnos fácilmente
y no tener las suficientes reservas de fuerza, grasa corporal o energía
nerviosa para enfrentarnos a situaciones prolongadas de escasez. O para hacer
frente a súbitos requerimientos de gasto energético, como cuando nos
enfrentamos a un peligro o a una situación inesperada.
Para nuestros fines biológicos, ignorar aquello que no
merece la pena ser aprendido es tan importante como aprender lo que sí es
relevante. Por eso, nuestro cerebro decide continuamente qué elementos de
información retendrá y cuáles ignorará.
En general, nuestro cerebro ignorará la abrumadora
mayoría de la información que reciba a través de sus diferentes canales
sensitivos y solo presentará a nuestra consciencia una mínima parte de la
misma.
A su vez, nuestra consciencia sólo permitirá que pase a
nuestra memoria a largo plazo una mínima parte de esa información que le llega.
Lo que estamos describiendo no es más que el pan nuestro
de cada día en cualquier proceso de aprendizaje, tanto si se desarrolla en un
aula como si tiene lugar a través de un ordenador, o por otros medios.
La experiencia de cada día nos ilustra que la capacidad
de transferir la información desde el cerebro del formador o desde la pantalla
del ordenador al cerebro de los alumnos o participantes, varía
considerablemente según las circunstancias.
Y que, en realidad, la inmensa mayor parte de dicha
información jamás traspasará el umbral que lleva desde el campo de la
conciencia hasta las zonas cerebrales del hipocampo, donde se procesa la
información para su memorización a corto plazo.
Si una información no ha sido registrada en la zona
cerebral del hipocampo, nunca podrá ser evocada ni recuperada.
No habrá existido ningún tipo de aprendizaje, ni por
supuesto ninguna posibilidad de cambio de conducta.
Pero ¿cómo decide nuestro cerebro qué aprenderá y qué
ignorará?
Los estudios realizados en este sentido son muy claro:
nuestro cerebro no está programado para que aprenda o deje de aprender de
acuerdo a una decisión voluntaria que podamos tomar.
Querer aprender apenas influye en el hecho de que
aprendamos o no.
Es más bien nuestro cerebro inconsciente quien toma las
decisiones acerca de lo que debe o no debe ser aprendido, siempre según su
interpretación de si estamos ante una oportunidad, ante una amenaza, o ante un
hecho neutral que no implica ni lo uno ni lo otro.
Hola señor Samer. Entonces... ¿cuanto tiempo tomaría aprenderse varios temas? Yo estudie para un examen por un mes y no lo pase. Le aseguro que casi me lo sabia todo, letra por letra. Pero al momento del examen no me acorde mucho. Mi nota es de 10 a 11. ¿que podría hacer para que no se me dificulte tanto memorizar? Gracias por leer. Saludos de Venezuela
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