
Todavía hoy en día, tantos
cursos y manuales recurren machaconamente a tu famosa pirámide cuando llega el
punto de explicar las motivaciones humanas.
En la base de la pirámide,
nos decías, están las necesidades fisiológicas y de seguridad.
En los siguientes escalones, las
necesidades de aceptación social y de autoestima.
Y en la cúspide, la necesidad
de autorrealización.
Según tu teoría, Maslow, los
humanos empezamos queriendo satisfacer las necesidades más básicas.
Y a medida que colmamos una,
elevamos nuestro listón para aspirar a otra superior.
Así hasta alcanzar la más
sublime de todas las necesidades, la de autorrealización.
Pero en realidad Maslow, ¿en
qué consiste la autorrealización?
El término parece sugerir algo
parecido a la metamorfosis de los insectos cuando pasan de huevos a larvas.
Cada cual puede entender lo
que quiera.
Pero lo cierto es la ciencia
todavía está por descubrir este proceso biológico en los humanos.
¿Y por qué calificas caprichosamente
a unas necesidades como “superiores” mientras rebajas otras hasta la
menesterosa categoría de “inferiores”?
Está bien tener amigos, pero
seguimos necesitando comer.
Y seguramente amar no es inferior
a buscar reconocimiento profesional.
Y Maslow ¿en qué fundamentas
que vamos aspirando a cada necesidad de forma sucesiva, una vez colmada la anterior?
¿Acaso un niño no siente al
mismo tiempo la necesidad fisiológica de comer y la necesidad afiliativa de
estar con su madre?
Seguramente satisfacer la
segunda necesidad es su mejor opción para cubrir también la primera.
Tal vez Maslow, si hubieses
vivido algunos años más habrías sido testigo de los avances de la ciencia en
campos como la neurociencia o la psicología evolucionaria.
Y habrías comprendido que los
humanos estamos y seguiremos siempre anclados a nuestra realidad biológica.
Porque no existe una
separación entre la identidad humana y el resto del mundo orgánico.
Nuestras necesidades básicas
son aquellas que a lo largo de nuestra historia evolutiva y hasta el día de hoy han favorecido
nuestras posibilidades de supervivencia y reproducción.
Por eso quedaron grabados a
hierro en nuestro hardware cerebral como necesidades comunes e indelebles para
toda la humanidad.
Podemos reconocerlas porque
su satisfacción nos causa placer y felicidad.
Basta consultar cualquier
ranking de las cosas que nos causan placer y felicidad para hallar siempre las
mismas actividades en cabeza.
Las necesidades materiales (comida,
sexo…), conservar la buena salud, tener éxito en el amor, formar una familia, las
relaciones de amistad, obtener éxito social.
Si conseguimos estas cosas,
sentiremos que tenemos una buena vida.
Si no lo conseguimos, nuestra
vida nos parecerá incompleta.
Atentamente,
Un amigo
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