
Durante la campaña debía sostener un
debate electoral con su rival, Walter Mondale, de 56 años.
Mucha gente consideraba que Reagan
era demasiado viejo para seguir presidiendo el país y los medios de comunicación
suponían que su rival utilizaría el factor edad para atacarle.
Pero Reagan se anticipó a su oponente
y bromeó diciendo “No convertiré la edad en un tema de campaña. No pienso
explotar por razones políticas la juventud e inexperiencia de mi adversario”.
Reagan ganó el debate y acabó
obteniendo también la mayor victoria hasta entonces lograda sobre un oponente
demócrata.
Lo que Reagan hizo fue adelantarse
planteando antes que su adversario el argumento adverso con el que pensaba que
éste le iba a atacar, pero exponiéndolo de tal modo que le favoreciese.
Y a continuación rechazó dicho
argumento, en tono jocoso, antes de que Mondale hubiese tenido siquiera tiempo de hacer su
exposición.
En general, siempre es preferible
anticiparnos presentando nosotros mismos una versión suave de los puntos de
vista desfavorables con los que tememos que nos ataquen.
Eso producirá un efecto de
“inoculación” o preparación psicológica ante los mismos que hará que el ataque
pierda casi toda su fuerza.
Es el mismo ejemplo que podemos ver
en las series de abogados, cuando el abogado defensor se levanta y se dirige al
jurado diciendo algo así como: “el fiscal les dirá que mi cliente es un mal
esposo, un pobre ejemplo para sus hijos, un pésimo cumplidor de sus
obligaciones como ciudadano…, pero no es verdad. Les mostraré a través de
pruebas y testimonios incontestables que…”.
Cuando el fiscal se levanta y
pretende explicar lo que el abogado defensor había anticipado, el jurado ya
está preparado para escucharle.
No le impactará del mismo modo e
incluso pensará que está diciendo exactamente lo que el abogado había dicho que
diría.
El ataque habrá perdido casi toda su
eficacia porque el jurado ya había descontado los argumentos del fiscal.
También en las entrevistas de ventas,
a veces los buenos vendedores comienzan reconociendo alguna pequeña debilidad
de su producto, no excesivamente relevante, antes de empezar a exponer las
fortalezas del mismo.
Por ejemplo, pueden admitir que
existe una buena competencia en el mercado, que la entrega del producto a veces
se demora un poco, o que la gama de colores disponibles no es muy amplia.
Como vendedores, todo el mundo espera
que hablen bien de su producto, y en general no les prestarán demasiada
atención ni credibilidad porque les considerarán una fuente parcial e
interesada.
Pero si empiezan reconociendo una
debilidad del producto, de repente se convierten en una fuente mucho más
imparcial que parece estar más interesada en proclamar la verdad que en
conseguir una venta.
Como consecuencia, el efecto que les
producirá a los potenciales clientes la descripción de las excelencias de su
producto será ahora completamente diferente que si hubieran empezado a hacerlo
desde el primer momento.
Les prestarán más atención y
resultarán más creíbles.
Incluso los pequeños comerciantes,
los dependientes o los camareros a veces utilizan esta estrategia, cuando
recomiendan a sus clientes que no compren un determinado producto porque no
está tan fresco como suele ser habitual, o porque no ha dado tan buen resultado
como se esperaba.
Este tipo de confesiones parecen
echar tierra sobre el propio tejado del quien los expresa, transmitiendo al
interlocutor una sensación de que es una persona imparcial y honesta.
Esto permite a continuación al
vendedor gozar de mucha mayor credibilidad a la hora de recomendar la
adquisición de otros productos alternativos.
Y aumenta la probabilidad de que el
cliente vuelva en sucesivas ocasiones a visitar a un comercio tan honestamente
atendido.
En general, siempre que pretendamos
defender una posición que sabemos que tiene algunas debilidades conocidas por
los demás, es preferible que comencemos reconociendo estas debilidades.
Eso hará que nuestra posición resulte
más creíble.
A continuación podemos pasar a
exponer con mucho más detalle y amplitud los puntos fuertes que anulan y
sobrepasan ampliamente a los puntos débiles.
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