Podemos ser engañados pensando que un maniquí es una
persona real.
Cuando observamos a un ventrílocuo nos resulta difícil no
ver al títere como una persona real.
Maldecimos a los coches cuando se rompen.
Empatizamos con los personajes de la televisión como si
fueran tan reales como las personas con las que tenemos trato directo.
Incluso se han dado casos de personas que legan todos sus
bienes a personajes televisivos.
En los cursos elearning podemos fácilmente atribuir
características humanas, como actitud y personalidad, a partir de evidencias
físicas tan escasas como la contracción de las cejas o el giro de la cabeza de
una animación simple en la pantalla.
En general, tendemos a reaccionar ante los medios de
comunicación social o antes los ordenadores tratándoles como si fueran
personas, a pesar de que, a nivel consciente, sepamos que no es así.
Lo hacemos porque estamos programados de esa manera.
Simplemente, no podemos evitarlo.
Byron Reeves y Clifford Nass (1996) fueron los primeros que
plantearon esta cuestión en lo que llamaron “ecuación de medios” (media equation).
Señalaron que los seres humanos respondemos de manera natural
a las señales presentes en el entorno, especialmente a las cosas u objetos que
parecen tener vida propia.
Tendemos a confundir los medios de comunicación con la
vida real de forma automática e inevitable.
Y esto sucede mucho más a menudo de lo que pensamos.
Se trata por otro lado de una confusión de gran
utilidad, pues es lo que hace que funcionen las películas, la televisión, la
web o los cursos elearning.
Sin embargo, esto sólo es cierto siempre y cuando la
tecnología de estos medios sea consistente con las normas sociales y físicas.
El hechizo se rompe fácilmente.
Diseñadores pedagógicos, si la tecnología que utilizáis no
se ajusta a las expectativas humanas naturales, los usuarios mostrarán
su disgusto por este comportamiento no natural.
Y no lo aceptarán.
Aseguraos de que los guiones y el diseño gráfico son
apropiados.
Que la temporización de los personajes es adecuada.
Que no haya saltos de vídeo o variaciones en el volumen
del audio.
Que el audio y el vídeo o los labios del personaje animado
estén bien sincronizados.
Diseñad los cursos elearning como si fueran impartidos
por gente real en forma humana.
Todo tiene que funcionar perfectamente o la ilusión de humanidad fracasará.
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