
Luego hicieron la misma prueba añadiendo a la animación
sonido ambiental.
Los que vieron la versión sin este sonido puntuaron más
alto que aquellos que escucharon la versión con sonido.
A continuación se añadió música de fondo y los resultados
de ese grupo fueron aún peores.
¿Cómo puede ser que añadir música o efectos sonoros a una
animación deteriore el aprendizaje en vez de mejorarlo?
La respuesta es que, en este caso, estos elementos
sonoros eran totalmente accesorios e irrelevantes a los efectos de lo que se
pretendía enseñar.
Y como no aportaban nada al aprendizaje y sin embargo incrementaban
la cantidad y complejidad de la información suministrada, el resultado es que
el aprendizaje se dificultó.
¿Por qué sucede eso?
Porque nuestra memoria operativa, que es la que procesa
en primera instancia la información antes de su posible almacenamiento en la
memoria a largo plazo, se cansa fácilmente y sólo puede manejar una cantidad limitada
de información al mismo tiempo.
La consecuencia es muy clara: el aprendizaje se potencia
aplicando el principio de la simplicidad.
Tanto si se trata de un curso elearning, como si es una
presentación de power point o cualquier
otro tipo de material multimedia, la clave está en eliminar lo superfluo.
Fuera logotipos, fondos recargados que dificultan la
lectura del texto, música de acompañamiento, fotos espectaculares que no tienen
relación con el tema, textos animados que hacen piruetas espectaculares antes
de pararse, imágenes clipart de dudoso gusto para rellenar huecos, voz en off
que repite el mismo texto que aparece escrito…
Cuando hayamos conseguido un diseño tan simple que ya no
sea posible quitar ni un solo elemento más sin que la idea a transmitir deje de
entenderse, ¡entonces lo habremos conseguido!
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