
También mi hijo, verdadero erudito en fútbol y cine, sus
dos grandes aficiones, podría haberme preguntado algo parecido: ¿por qué soy
una enciclopedia andante en materia futbolística y cinematográfica, mientras
que mis profesores distan mucho de tener el mismo concepto de mí respecto a mis
conocimientos en materias escolares?
Sin duda la respuesta a estas preguntas tiene que ver con
el enfoque lúdico del aprendizaje.
Cuando las personas disfrutamos aprendiendo, nuestro
aprendizaje resulta mucho más eficaz y duradero.
Y en estos casos, ni siquiera solemos ser conscientes del
hecho de que estamos aprendiendo. Simplemente ese aprendizaje invisible se
produce de forma natural mientras estamos divirtiéndonos, jugando, explorando o
practicando nuestras actividades favoritas.
Tomando
en consideración este hecho, ahora una nueva metodología de enseñanza, conocida
como “juegos serios” o “gamificación” (traducción del inglés “gamification”), ha comenzado a irrumpir
con fuerza mostrando su validez para la creación de programas de aprendizaje.
Pensemos que al fin y al cabo el gran
fenómeno de la industria electrónica en la última década es el triunfo de la
industria de juegos, capaz de captar la atención de los niños y jóvenes en un
grado mayor de lo que podía esperar casi cualquier educador.
La industria del juego parece haber
encontrado por fin una fórmula mágica para mantener a la gente aprendiendo día
tras día.
Y un hecho asombroso en relación a los
juegos es que por lo general, no se necesitan profesores ni tutores.
Los niños y adultos de todas las edades
aprenden a jugar con algunos de los simuladores más sofisticados jamás vistos,
y adquirieren habilidades espectaculares, sin la intervención de ningún
profesor.
No
cabe duda de que hay varias características pedagógicas fuertes en los juegos,
pero débiles en la formación tradicional.
En la medida en que podamos aislar y aplicar estas características pedagógicas a los programas de aprendizaje, podremos llevar a cabo un progreso pedagógico significativo.
En la medida en que podamos aislar y aplicar estas características pedagógicas a los programas de aprendizaje, podremos llevar a cabo un progreso pedagógico significativo.
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