
Su sucesor natural, su hijo Fu Su,
debía tomar el relevo, pero tenía dos poderosos enemigos en palacio.
El principal consejero del emperador
muerto, Li Si, y el eunuco jefe, Zhao Gao, sabían que no contaban con la
simpatía del heredero y que su ascenso al poder podría significar su propia
caída.
De modo que mantuvieron la muerte del
Emperador en secreto y convencieron al príncipe Fu Su de que su padre quería
que se suicidase.
El leal hijo obedeció y los dos
conspiradores fabricaron un falso testamento del Emperador muerto, mediante el
cual se nombraba al hijo más joven, Er Shi, como segundo Emperador de China.
El ambicioso Zhao Gao maniobró
entonces para convertirse en el nuevo Primer Ministro y una de sus primeras
decisiones fue deshacerse de su compañero de conspiración, Li Si,
sentenciándole a la condena de “Las Cinco Penas”.
Esta condena, inventada por el propio
Li Si, consistía en que a la víctima se le aplicaban estas cinco penas: primero
se empezaba cortando la nariz, luego una mano, después un pie, a continuación
se le castraba y finalmente se le cortaba en dos, seccionándole por la cintura.
Zhao Gao también mandó matar a toda
la familia de Li Si hasta la tercera generación, para evitar posibles
venganzas.
Zhao Gao tenía ahora todas las
riendas del poder y en una ocasión quiso asegurarse de la lealtad de los
oficiales de palacio.
Hizo traer un ciervo ante la
presencia del Emperador Er Shi y le dijo: “Su majestad, aquí le entrego un
maravilloso caballo que espero sea de su agrado”.
El Emperador dudó un momento pero
después le dijo que eso no era un caballo, sino un ciervo, pensando que Zhao estaba
bromeando.
Entonces Zhao preguntó a los demás
súbditos si el animal que tenían enfrente era un caballo o un ciervo.
Aquellos que eran partidarios de Zhao
Gao contestaron con seguridad que era un caballo. Pero los que no lo eran,
dijeron que era un ciervo.
A continuación Zhao hizo matar a
todos los súbditos y oficiales que se habían negado a llamar caballo al ciervo.
Mientras tanto habían comenzado a
estallar revueltas por todo el país y temiendo que el Emperador le culpase por
ello, Zhao le obligó a suicidarse, y nombró como sucesor a su sobrino Ziying.
Esta vez la jugada le salió mal, pues
el nuevo Emperador Ziying inmediatamente hizo matar a Zhao.
Poco después el palacio imperial fue
tomado y la dinastía imperial desapareció, apenas tres años después de la
muerte del primer Emperador.
De estos convulsos hechos históricos
que se remontan a los orígenes de la formación de China, la anécdota del
caballo que en realidad era un ciervo, ha quedado grabada como símbolo de la
forma como a veces opera la conformidad social.
Es decir, el grado en que muchas
veces los miembros de un grupo social cambian su comportamiento, opiniones,
actitudes e incluso su interpretación de los hechos más evidentes, para
hacerlos encajar con las opiniones del grupo, debido a una serie de
motivaciones que han sido bien estudiadas en psicología.
La conformidad social puede ser una
influencia negativa, especialmente por lo que puede suponer de pérdida del
sentido de autonomía individual e independencia del pensamiento de los miembros
del grupo.
Pero también puede ser utilizada de
forma positiva como una herramienta efectiva en el marco de programas
formativos que busquen modificar determinados aspectos de las conductas de los
individuos.
Muchas veces resulta más efectivo
dirigirse al grupo en su totalidad, que dirigirse a cada una de las personas
que lo conforman de forma aislada.
A veces incluso basta con informar a
las personas sobre otras personas que han atravesado problemas similares a los suyos
y han conseguido superarlos, para ayudar a los primeros a superar también sus
propios problemas.
Por ejemplo, en una investigación
realizada en una universidad americana se analizaron las notas obtenidas por
los estudiantes recientemente incorporados a la universidad.
Se dividió a aquellos estudiantes que
peores notas habían obtenido en dos grupos.
Con los integrantes del primer grupo,
se realizaron entrevistas personales en las que se les mostraron que otras
personas en sus mismas condiciones también habían obtenido malas calificaciones
en su primer semestre de incorporación a la universidad, debido a la novedad e
incertidumbre que se produce en esta primera etapa. Pero se les explicó que,
después, estos estudiantes habían conseguido obtener puntuaciones mucho mejores
en el segundo semestre.
Al segundo grupo de estudiantes con
malas notas no se les dijo nada.
Al finalizar el año, se comprobó que
aquellos estudiantes a los cuales se les había mostrado la progresión positiva
de otros alumnos, consiguieron notas muy superiores a los del grupo a quienes
no se les había dicho nada.
Y más aún, estos estudiantes siguieron
manteniendo notas superiores al otro grupo durante todo el resto de su carrera
universitaria.
Como vemos, la influencia de los
demás puede conformar un poderoso mecanismo para producir cambios en las
conductas de las personas.
El equilibrio está entre la autonomía
y la integración.
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