
Lo que no son tan conocidos son sus beneficios para la mejora
del rendimiento intelectual.
Numerosas investigaciones han confirmado que la práctica
de actividad física intensa y habitual potencia las funciones intelectuales
superiores como la atención, la memoria, la inteligencia y el aprendizaje.
Los experimentos demuestran que el ejercicio físico
produce una serie de efectos beneficiosos sobre áreas específicas del cerebro
asociadas a las funciones mentales superiores, lo que ayuda a consolidar mejor
lo que se aprende y potencia la memoria a corto y largo plazo.
Estos beneficios están relacionados sobre todo con el
incremento que el ejercicio físico produce sobre los llamados factores de
crecimiento o “factores tróficos”.
Los factores tróficos (como la proteína BDNF) regulan el
crecimiento y mantenimiento de los tejidos y órganos, incluyendo el desarrollo de
las células nerviosas del cerebro.
Producen en el cerebro un efecto parecido al que provocan
los fertilizantes en las plantas, es decir, hacen crecer y desarrollarse las
neuronas.
Son las verdaderas espinacas del cerebro.
Significativamente, las investigaciones han demostrado
que los efectos beneficiosos para el cerebro sólo se producen a partir del
ejercicio voluntariamente llevado a cabo, pero no cuando es una actividad
física impuesta.
Por ejemplo, las labores domésticas, como fregar suelos o
hacer camas, aunque implican una actividad física notable, no parecen mejorar
la salud, ni incrementar el bienestar, ni potenciar la memoria y el
aprendizaje.
Ni siquiera parecen ayudar a perder peso, en
contraposición a la práctica deportiva lúdica.
Los investigadores piensan que probablemente realizar una
actividad física no deseada genera un estrés que anula los demás beneficios de
la propia actividad física.
Mente y cuerpo están estrecha e inseparablemente
conectados.
Y todos podemos potenciar nuestros podemos mentales
superiores practicando de forma voluntaria actividades físicas gratificantes.
Artículos relacionados:
No hay comentarios:
Publicar un comentario