Si repasamos
la vida de algunos de los grandes genios de la humanidad, podemos apreciar que
casi siempre sus chispazos de inspiración vinieron precedidos de una serie de
condiciones que propiciaron su aparición.
En especial,
tuvieron que tener primero un objetivo, un
propósito, una pasión que guiase sus esfuerzos y acciones en una determinada
dirección.
Tuvieron también que pasar necesariamente por un largo proceso de aprendizaje, adquisición de conocimientos,
práctica y experiencia.